El amoroso advenimiento

Mira, la amada cama recibe a los dos amantes. Para, oh musa, un paso antes de que la ropa cambie.

Tienes que estar bromeando.

Silencio. Se pone aún mejor después. Se pone sexy. Sin tu ayuda, solos, empiezan a susurrar con ternura.

Ni la mano izquierda estará ociosa en la cama. Usted lee.

Esos dedos encontrarán qué hacer en esos lugares donde Amour secretamente moja sus flechas.